Una aproximación
al trabajo en clase ante
la contingencia:

EL M-LEARNING Y LOS HIPERTEXTOS

Plumas invitadas

Erika
Marcelino
Pérez

Licenciada en Historia de México por la UAEH, Especialidad en Enseñanza de la Historia por INEHRM. Docente a nivel preparatoria desde el 2014 y docente de licenciatura desde el 2016. Adscripción actual Colegio Irlandés y Licenciatura en Historia de México-UAEH

erika.mape@gmail.com

Eduardo
García
Gómez

Licenciado en Historia de México y Mtro. en Ciencias Sociales y Humanidades por la UAEH. Docente de bachillerato y licenciatura desde 2016. Adscripción actual: Escuela Superior de Actopan-UAEH

eduardo_garciag@uaeh.edu.mx

La actual crisis de salud que vivimos a nivel mundial provocada por el brote de COVID-19 originado por el virus SARS-CoV-2 desde diciembre del 2019, devino en una pandemia a nivel global debido a los altos índices de inoculación (Yi, 2020). La medida tomada a nivel nacional e internacional para evitar el contagio en el sector educativo fue la adopción de un entorno educativo virtual para poder continuar con el ciclo escolar.

Con este nuevo entorno educativo se puso de manifiesto que ni alumnos, ni docentes estaban preparados para esta situación, pues en algunos casos los partícipes en el proceso educativo carecían de los andamios básicos para el uso de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), o no contaban con el acceso a dichas tecnologías; a pesar de que desde los noventas tanto docentes como alumnos a nivel básico y medio superior empezaron a tener más contacto con las computadoras y ambientes digitales para el desarrollo de actividades escolares (Heredia, 2010). El acercamiento con herramientas tecnológicas se incrementó al iniciar el nuevo siglo, gracias a la llegada de teléfonos inteligentes y a otros dispositivos móviles de mano que permitieron a la población explorar otros canales de comunicación, pero no de enseñanza-aprendizaje.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares del 2018, 74.3 millones de mexicanos tiene acceso a internet, de los cuales solamente 50.8 millones cuentan con una computadora, mientras que 69.6 millones disponen de un teléfono inteligente a través del cual 89% de los mexicanos acceden a Internet con datos y el restante lo hace por medio de wifi. Si bien, estas cifras pudieran brindar un panorama alentador para la educación virtual, solamente un 16.3% de los usuarios de entre 12 y 17 años tienen acceso a internet, ya sea a través de una computadora o un teléfono (INEGI, SCT e IFT, 2019). Bajo el anterior panorama es que el sistema educativo mexicano a nivel medio superior entró a la educación virtual, con una población con poco acceso a Internet y con el desconocimiento de herramientas que facilitaran la enseñanza para los docentes y el aprendizaje para los alumnos.

La educación virtual en nuestro país ya es una realidad, ejemplo de ello es la UNAM (2004), la UNADM (2009) y a nivel medio superior se encuentra Prepa en Línea-SEP (2014), todas estas cuentan con un diseño instruccional y material de trabajo y consulta que guían el proceso de enseñanza-aprendizaje a través de un LMS (Sistema de Gestión de Aprendizaje), en el cual interactúan docentes y alumnos, y en el que éstos últimos tienen acceso a una serie de objetos de aprendizaje y herramientas que les permiten consolidar los objetivos de aprendizaje establecidos en los programas de estudio.

La educación pública ante la emergencia sanitaria tuvo que migrar a la modalidad en línea y utilizar herramientas que se tenían a la mano, pero no se contempló la efectividad de las mismas para alcanzar las metas educativas establecidas en los programas educativos. Este cambio de entorno en el caso de la educación media superior suponía una mejor forma de trabajo tomando en cuenta que los alumnos ya tienen contacto con herramientas tecnológicas diseñadas para actividades escolares para la educación desde su infancia,

pero la falta de planeación, el desconocimiento de herramientas que agilizaran y generaran el interés entre el alumnado no contribuyeron en un primer momento a motivar a los alumnos a para trabajar desde casa.

Para generar un entorno virtual de enseñanza-aprendizaje que sea efectivo es necesaria la adopción de un modelo de trabajo que guíe el proceso educativo, se seleccionen las herramientas necesarias para que el contenido llegue de forma efectiva a los estudiantes y posteriormente este pueda ser evaluado; sobre todo tomando en cuenta las características del alumnado y los medios que éstos poseen.

Lo anterior plantea a los docentes el reto de transformar el uso de las TIC y convertirlas en lo que conocemos como TAC (Tecnologías para el Aprendizaje y el Conocimiento) (Sánchez Mendiola, 2020). El desarrollo de TAC tiene por objetivo orientar el uso de las TIC hacia fines formativos que sirvan a los estudiantes y a los profesores como herramientas facilitadoras de aprendizajes significativos (Lozano, 2011, p. 46). Para ello es necesario que la estructura educativa nacional tome estrategias para disminuir la brecha tecnológica que existe entre todos los participantes del proceso educativo, todo lo anterior es evidencia de un problema que puede ser tomado como analfabetismo digital, si se observa a la luz de las competencias que deben alcanzarse para adquirir un aprendizaje significativo de un tema determinado a través de medios tecnológicos.

Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre la situación de los participantes del proceso de enseñanza-aprendizaje a la luz de la alfabetización digital en tiempos de contingencia sanitaria. Existen numerosas discusiones en torno a los principales medios lingüísticos para acceder al conocimiento en la era digital, pero aún se ve lejos la desaparición de la lectura como un canal para trabajar los diversos saberes del entorno educativo. Se ha dicho que no es suficiente utilizar las TIC para acceder a nuevos soportes y formas de leer, por el contrario, es necesario fomentar el gusto por la lectura digital entre el alumnado (Cibotti, 2016, p. 151).

Existen numerosas discusiones en torno a los principales medios lingüísticos para acceder al conocimiento en la era digital, pero aún se ve lejos la desaparición de la lectura como un canal para trabajar los diversos saberes del entorno educativo.

Tal preocupación, nos remite a pensar en los hipertextos como una de las formas narrativas más elementales de utilidad para desarrollar TAC. Estas formas narrativas nacidas en la década de los 90 con el surgimiento del internet comercial, son una construcción de discursos multilineales sustentados en la interconexión de unidades de textos digitales (Cibotti, 2016, p. 152), ya que la elaboración de materiales didácticos y de lectura orientada a la investigación, permitiría a los estudiantes edificar un andamiaje sobre un determinado tema basado en el hallazgo de la información, el dato o la fuente, puesto que el navegar por hipertextos implica una elección por parte del usuario. Un claro ejemplo de los hipertextos son los sitios de internet o aquellos documentos digitales que contienen enlaces a otros textos, videos, imágenes y diversas fuentes, dentro del mismo campo semántico o que hacen referencia al tema central de la narrativa inicial. Por supuesto que no se pretende mostrar a los hipertextos como la Piedra Rosetta de

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la pedagogía ante los desafíos de la presente crisis sanitaria, pues al menos desde hace casi treinta años se ha investigado sobre la lectura digital y sus usos en el proceso educativo. Por el contrario, los hipertextos pueden ser una forma narrativa de mucha utilidad para la enseñanza de asignaturas como la historia, por la relativa sencillez en cuanto a la elaboración de una ruta lectora, y su flexibilidad en cuanto al acceso de indicios y huellas que posibiliten el pensamiento reflexivo a partir del descubrimiento de la información y sus fuentes.

Con el uso de hipertextos el docente no quedaría como un “servidor” que aloja y solicita la descarga de archivos de contenido pétreo, tal como ha sucedido en muchos casos durante la pandemia, por el contrarío, su participación como guía sería efectiva (estrategia de enseñanza) desde el inicio

de la creación del hipertexto al plantear las posibles rutas a seguir (estrategia de aprendizaje), así como la intermediación entre los hallazgos del alumno(producto esperado) y el objeto central de estudio. Aunque el uso de hipertextos en las TAC pueden plantear una forma de combatir el analfabetismo digital, pero aún nos queda la carencia de plataformas digitales y otras bases tecnológicas para facilitar el proceso enseñanza-aprendizaje.

Desgraciadamente no todas las instituciones de educación media superior cuentan con una plataforma educativa y la adopción tan rápida de un sistema virtual hizo que se recurriera a un modelo poco práctico en todas aquellas escuelas que no estaban habituadas al uso de un LMS, el modelo actual se ha caracterizado por el uso de lecturas y la elaboración de actividades poco prácticas en donde el debate y el intercambio de ideas ha sido prácticamente nulo, aunado a lo anterior no todos los alumnos e incluso los docentes a nivel medio superior contaban con las herramientas necesarias, como lo son computadora e internet aunque sí con un teléfono inteligente, por lo tanto es necesario que se replantee la estrategia educativa y se beneficie de forma efectiva a la comunidad escolar, pero utilizando una herramienta tecnológica de más fácil acceso como lo es un teléfono inteligente.

Esta propuesta, a simple vista puede parecer más obvia que congruente si pensamos en los estudiantes de educación media superior como nativos digitales, cuando en realidad esto es un desafío, pues implica un cambio tanto en la mentalidad de la sociedad, como en la asimilación de un nuevo “formato” pedagógico por parte de los alumnos y demás actores educativos, quienes estaban acostumbrados a la educación fundamentalmente presencial (Bonilla, 2020). Solo basta recordar que hasta hace unos meses la mayor parte de los usuarios de dispositivos móviles en edad escolar, utilizaban principalmente dicha tecnología para elaborar tareas y consultar información, lo cual no implicaba un uso formalmente didácticopedagógico de esta herramienta.

Tabla 1.1. Guía de trabajo en clase

Los docentes y alumnos a nivel bachillerato ya tenían una dinámica de trabajo establecida en el aula, pero esta se vio afectada por el desconocimiento de herramientas educativas o por lo poco planeado del nuevo contexto educativo, por eso es necesario que parte de dicho modelo en el aula sea llevado a la modalidad virtual y se apoye de medios de fácil acceso para profesores y alumnos, sobre todo que puedan ser consultados desde un teléfono celular o Tablet, que son los medios a los que tienen más facilidad los estudiantes de nivel medio superior y sobre los cuales han estado trabajando los estudiantes en la actual contingencia, lo cual de forma indirecta los ha llevado al Mobile Learning (m-learning), el cual podemos definir como una extensión de la educación virtual pero a través de un teléfono inteligente que brinde las herramientas necesarias para satisfacer necesidades educativas (Rodríguez Arce & Coba Juárez Pegueros, 2017)

El m-learning es una medida que ya ha sido sugerida por la

UNESCO para llevar la educación a lugares recónditos y ha sido apoyada por organismos privados, que tiene como objetivo generar ambientes educativos inclusivos e igualitarios, pero tomando en cuenta las características socioeconómicas de los involucrados, es decir estudiantes y docentes (UNESCO, 2019), incluso el informe Horizon de 2019 plantea el Mobile Learning como una opción para la educación superior desde el 2012 y hoy en 2020 es indudable que ya está siendo utilizada no solo por universitarios sino también por estudiantes de bachillerato.

Normalmente en una clase presencial bajo el modelo constructivista se siguen los siguientes pasos:

  • Exploración de conocimientos previos
  • Estrategia de enseñanza: docente (presentación de tema y objetivos de aprendizaje)
  • Estrategia de aprendizaje: Alumnos (aplicación del anterior y nuevo conocimiento en una actividad/proyecto)
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  • Evaluación final: alumnos (conocer el grado de avance de los alumnos)

A partir de lo anterior se propone el siguiente método de trabajo utilizando herramientas de fácil acceso tanto para alumnos como para docentes y todos montados en una plataforma de acceso fácil como lo podría ser Classroom o un Blog. En la tabla 1.1 se muestra una guía de trabajo que puede ser manipulada de forma efectiva desde un celular o Tablet.

A partir de todo lo anterior es necesario replantear el método de trabajo en línea tanto para los docentes como para los alumnos, se deben tomar en cuenta las habilidades digitales de los involucrados, así como las herramientas con las que cuentan. Si bien ya se dio un primer paso desde marzo del presente año y ya se han corregido ciertas dificultades es necesaria la búsqueda de herramientas que no propicien dificultades técnicas a los usuarios y que el estudiantado en verdad adquiera los aprendizajes esperados que marcan los programas educativos. Al mismo tiempo se debe concientizar al alumnado de nivel medio superior sobre el

uso efectivo de herramientas tecnológicas en beneficio de su educación, pues la actual pandemia nos ha dejado claro que debemos realfabetizarnos digitalmente. No obstante es necesario que las instituciones otorguen las condiciones tecnológicas adecuadas para el desarrollo de métodos de trabajo simples y al alcance de todos.

En esta aproximación al desarrollo de un método de trabajo mediante el uso de herramientas de fácil acceso para alumnos y profesores, sugerimos una guía para el desarrollo de una clase donde prevalezca la claridad y sencillez, tanto en la secuencia didáctica, como en los recursos a utilizar. De allí que el uso de hipertextos como material didáctico, abonen al panorama de materiales fáciles de utilizar en dispositivos móviles de mano, los cuales se ha demostrado que son los de mayor alcance en el contexto mexicano. Mantener presente la figura del docente en las actividades propias del m-learning es posible no sólo a través de video llamadas o video conferencias, lo cual se recomienda ampliamente (Gannon, 2020), sino también a través de las interacciones que hemos propuesto en la guía de trabajo.

MILDRED LARIOS
Fuentes de consulta
  1. Bonilla Guachamín, J. (2020). Las dos caras de la educación en el COVID-19. CienciAmérica, 9(2). doi:ISSN 1390-9592 ISSN-L1390-681X
  2. Cibotti, E. (2016). América Latina en la clase de Historia. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
  3. Feito, R. (2020). Este es el fin de la escuela tal y como la conocemos. Unas reflexiones en tiempo de confinamiento. Revista de Sociología de la Educación-RASE, 2(13), 156-163. doi: http://dx.doi.org/10.7203/RASE.13.2.17130
  4. Gannon, K. (2020). 4 lessons from moving a face-t-face Course Online. The Chronicle of Higher Education(Special Chronicle Collection), 24-27. Obtenido de https://connect.chronicle.com/rs/931-EKA-218/images/CoronaVirus_ArticlesCollection.pdf?aliId=eyJpIjoiWEVcL2tqNDhiN1pKWnlaenEiLCJ0IjoiOFFPQVM3WmV4K1pINXZvS0hLVEVEdz09In0%253D
  5. INEGI, SCT e IFT. (2019). COMUNICADO DE PRENSA NÚM. 179/19. COMUNICADO DE PRENSA NÚM. 179/19 (pág. 1 y 2). México: INEGI.
  6. Lozano, R. (2011). De las TIC a las TAC: tecnologías del aprendizaje y del conocimiento. Anuario ThinkEPI. 5. pp. 45-47.
  7. Rodríguez Arce, J., & Coba Juárez Pegueros, J. P. (2017). Impacto del m-learning en el proceso de aprendizaje. Revista Iberoamericana para la Investigación y Desarrollo Educativo, 4 y 5.
  8. Sánchez Mendiola, M. M. (2020). Retos educativos durante la pandemia de COVID-19: una encuesta a profesores de la UNAM. Revista Digital Universitaria (RDU)., 21(3). doi: http://doi.org/10.22201/codeic.16076079e.2020.v21n3.a12.
  9. UNESCO. (2019). Aprendizaje móvil. Recuperado el 20 de Julio de 2020, de https://es.unesco.org/themes/tic-educacion/aprendizaje-movil
  10. Yi Y, L. P. (2020). COVID-19: what has been learned and to be learned about the novel coronavirus disease. International Journal of Biological Sciences, 16(10), 1753-1766. doi:10.7150/ijbs.45134.