Los retos docentes en idiomas
durante los tiempos de pandemia

DOS TESTIMONIOS DESDE IDIOMAS

Idiomas

José Luis
Gómez
Velázquez

Profesor de carrera dentro del programa SIJA, cuenta con una licenciatura en Letras Modernas Francesas y una maestría en Letras por la UNAM. Es autor del libro Cal Viva, y actualmente se encuentra cursando el doctorado en letras dentro de la misma institución. Imparte las asignaturas de francés desde hace 8 años en el Plantel Azcapotzalco.

govejoseluis@hotmail.com

Ser docente ya es un reto en sí mismo. En un país con múltiples y diversas desigualdades, pertenecer al sistema de educación pública o privada es francamente un enorme reto que hay que afrontar día a día. Los salarios desiguales y en muchas ocasiones paupérrimos, las malas condiciones de los planteles que muchas veces no cuentan ni con agua corriente, ni drenaje; ni qué decir de equipamientos funcionales que permitan el optimo proceso de la educación a distancia, colocan a la labor docente en México en una dimensión entre el heroísmo y el malabarismo. La Universidad Autónoma de México está lejos de escapar a estas vicisitudes. Durante los últimos meses del 2019 y los primeros del 2020, los paros escolares en diversas facultades, escuelas e institutos, endurecieron las condiciones de trabajo ya de por sí mermadas por la situación del país. Para colmo de males, justo cuando pensábamos que la situación estaba a punto de mejorar, llegó lo que nadie se esperaba, una enfermedad de características desconocidas para la humanidad. Enfermedad que derivó en una pandemia que obligó a todas y a cada una de las instituciones educativas del planeta a repensar, reconfigurar y adaptarse al distanciamiento social, al confinamiento y a la implementación de estrategias a distancia para continuar con la formación de las nuevas y de las no tan nuevas generaciones. Como todas esas instituciones, la UNAM y sus diferentes escuelas tuvieron que encontrar un rumbo para seguir caminando, un tanto “a ciegas”. Aún hoy en día la incertidumbre aqueja las proyecciones que podemos llegar a tener del cómo y cuándo vamos a retomar nuestras labores docentes en esta “nueva realidad”.

Este pequeño texto busca rastrear la experiencia de dos docentes de idiomas dentro de la Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades. Veremos cómo se pudieron adaptar las estrategias

planeadas en grupos de inglés y de francés de los planteles Vallejo y Azcapotzalco dentro del contexto de la pandemia. Intentaremos ver qué podemos aprender de estas experiencias frente a nuevos y viejos retos que nos plantea este contexto pandémico en la educación media superior en el caso de la enseñanza de los idiomas, y de las habilidades que el MCER (Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas) establece se deben abordar en una clase de lengua extranjera.

Empecemos por recordar que en una clase de lengua, dentro de los enfoques metodológicos con los que se trabajan en los departamentos de inglés y francés, se invita a abordar cuatro habilidades de comunicación, las producciones escrita y oral, y las comprensiones escrita y oral, de igual forma se invita, si es posible, a abordar las interacciones del mismo tipo, es decir la interacción escrita y oral, algo que no siempre es posible debido al número de alumnos que tenemos en los grupos.

Las estrategias y secuencias de aprendizaje que se habían proyectado para el semestre 2020-2 se tuvieron que modificar de forma drástica debido a varias situaciones. Hay que mencionar que aunque en el presente texto se toma como ejemplo el caso de dos planteles dentro del Colegio de

Ciencias y Humanidades, la UNAM enfrentaba procesos de paro. Este movimiento que, sin duda es legítima en su origen, pretende luchar en contra de la falta de atención institucional en diversos niveles para defender la integridad de las mujeres. Diversos colectivos se dieron a la tarea de alzar la voz ante esta situación de violencia. Es de notar, sin embargo, que esta situación de fragilidad, tanto de la institución como de los colectivos que llevaban varias semanas en pie de lucha, fue aprovechada por diversos grupos ajenos a los ideales originales. Esta situación desbordó, en el caso del plantel Azcapotzalco del Colegio, en una situación francamente violenta en donde docentes se enfrentaron a agresiones tanto físicas, verbales, y psicológicas, por parte de grupos que de manera no pacífica tomaron las instalaciones a finales del mes de febrero del 2020.

Entre esos sucesos y el mes de junio se atravesó una situación inesperada. La llegada del COVID-19 a México marcó un periodo en el que aún nos encontramos, aquel que busca acomodar todos nuestros planes docentes a una realidad que está lejos de partir. Esta nueva dinámica nos obliga a tener el menor contacto físico con las demás personas, el aislamiento y la sana distancia ponen un poco más en evidencia las complejas condiciones a las que ya

CHARLES DELUVIO

nos veíamos enfrentados, como la atención de grupos numerosos en espacios pequeños. Asimismo, se recomienda el constante lavado de manos a todas horas con jabón. En una ciudad en donde de por sí hace falta agua, y en planteles en zonas dónde el suministro de agua es precario. ¿Cómo podremos atender a nuestra matrícula de alumnos cuando regresemos a las aulas? La nueva realidad implica construir nuevas formas de convivir con el entorno físico, esto nos lleva a repensar las maneras y formas de comunicación que establecemos con nuestros grupos de trabajo, tanto entre docentes, como entre alumnos y profesores. De manera un tanto sorpresiva, este distanciamiento social, y el imperativo de conectar con los alumnos de alguna forma, puso a trabajar todo un engranaje de acciones que dieron resultados esperanzadores, por lo menos en lo que concierne al establecimiento de redes de comunicación entre los profesores y sus estudiantes.

En el caso de la enseñanza de los idiomas esto representa un reto particular pues bajo el enfoque accional y comunicativo (enfoques con los que se trabajan en los departamentos de idiomas), el contacto con el otro es vital para poder tener un intercambio de ideas, y así emplear herramientas lingüísticas. Las plataformas digitales y las aplicaciones como Zoom permiten un acercamiento a distancia para poder establecer este tipo de diálogos, una de las ventajas es justamente que se pueden utilizar de forma simultánea varias competencias como lo podría ser la comprensión y la producción escrita, y la producción y la comprensión oral. Estas herramientas pueden ser implementadas de esta forma en el contexto de los diálogos para realizar una tarea de comunicación, un ejemplo podría ser la compra-venta de un producto. Mientras dos alumnos están presentando un diálogo, se pueden presentar en el chat de la plataforma que se prefiera, las frases que vayan intercambiando, la transcripción puede ser presentada de manera previa o posterior a la intervención oral. Esto implica, sin embargo, una buena preparación del trabajo a realizar y por supuesto las

condiciones ideales de conexión para poder tener una simultaneidad en el intercambio de las oraciones.

¿Se pueden adaptar todos los planes ya elaborados a este contexto a distancia? La respuesta es muy compleja. Hay que tomar en cuenta que para que estos acercamientos funcionen todos los participantes deben contar con las herramientas físicas y metodológicas para poder adaptar sus formas de enseñar y de aprender. Presento dos casos de experiencias docentes:

El primero viene del plantel Vallejo, que afortunadamente no fue tan golpeado por situaciones de violencia dentro de las instalaciones como lo fueron otros planteles del Colegio. El testimonio de la maestra Perla Edith Mendoza se relaciona con la adaptación de estrategias enfocadas en cumplir los aprendizajes de Francés II. La maestra que además forma parte del programa de las clases DNL (enseñanza en francés de disciplinas no lingüísticas), es docente en la Facultad de Filosofía y Letras donde imparte las materias de Francés prefacultativo y Francés 2, esto le permite tener un panorama amplio de cómo se están adaptando las estrategias en el tema de idiomas dentro de diferentes niveles en la UNAM. La maestra manifiesta en primer lugar que el gran reto, y primordial condición para tener un buen desarrollo reside en la constante y optima comunicación con los alumnos. Esto no le fue difícil, pues ella ya tenía grupos en Facebook con cada uno de sus grupos atendidos, lo que permitió una comunicación constante incluso ya entrada la pandemia. Tomemos como ejemplo una actividad proyectada como tarea final para la unidad 2 de Francés II, misma que sirve para cumplir con uno de los dos propósitos de la unidad programática, el cual consiste en dar y seguir instrucciones para desplazarse en un entorno. La idea original era crear una diálogo en la aplicación de WhatsApp para explicarle a un profesor asistente de francés como llegar de un punto de la ciudad a otro. Este itinerario debería englobar los conocimientos de producción, comprensión e interacción

La nueva realidad implica construir nuevas formas de convivir con el entorno físico, esto nos lleva a repensar las maneras y formas de comunicación.

escritas, sin embargo, algunos alumnos optaron también por incluir notas de voz, de esta manera se introdujeron las habilidades orales. Al tratarse de una tarea de comunicación en donde el soporte ya era una aplicación que se utiliza entre dos personas separadas por la distancia, al momento de adaptar la actividad para la presentación de trabajos a distancia no hubo que hacer muchos cambios. Los alumnos enviaron sus trabajos en equipo por vía electrónica sin mayor inconveniente. La profesora tuvo el excelente reflejo de proyectar una tarea final de evaluación utilizando un medio de comunicación actual entre los alumnos, la aplicación de WhatsApp. La maestra Perla sostiene que se pudieron trabajar en la modalidad a distancia todas las habilidades de comunicación marcadas por el programa de Francés (producción y comprensión escrita y oral), y de hecho recalca que de manera un poco inesperada algunos alumnos incluso mejoraron su confianza. Al no tener al interlocutor frente a ellos, algunos estudiantes logran comunicarse fluidamente a través de la aparente barrera de los soportes tecnológicos como las pantallas. Si bien la

interacción oral con la profesora pudo haber disminuido, la comunicación por medio de redes entre los estudiantes creció, pues tuvieron que trabajar en equipo para entregar un trabajo de evaluación que consistía justamente en una conversación por medio de WhatsApp.

El segundo caso que me gustaría compartir es el de la maestra Maralejandra Hernández Trejo, quien imparte las materias de Inglés y de Análisis de Textos en el plantel Azcapotzalco. El plantel Azcapotzalco sufrió, como ya se ha mencionado, una fuerte desestabilización debido a constantes paros, y a ataques al personal del plantel. La mermada situación no permitió el desarrollo optimo de numerosas actividades ya planeadas con meses de antelación. La maestra Hernández Trejo manifiesta que, en su caso, se tenían proyectos multinivel como la escritura, edición y publicación de un libro de textos bilingüe, “recopilación de lecturas”. Para estos proyectos, que necesariamente necesitaban tiempo y disposición de los alumnos fuera del tiempo de clases, la profesora había

KARI SHEA

creado grupos en Facebook para permitir la comunicación entre ellos. Ella manifiesta que estas redes creadas gracias a la iniciativa de proyectos paralelos al desarrollo del curso, le permitieron no perder de vista a sus alumnos, y a que ellos tuvieran canales de comunicación ya establecidos. Resulta muy interesante una reflexión que hace la maestra acerca de la utilización de los libros de texto que se les piden a los alumnos.

Cada año los maestros de idiomas deciden utilizar el material que más les convenga, muchos optamos por seguir un método comercial que, si bien, no es perfecto para los aprendizajes del programa, siempre se intenta que sea lo más completo y lo más apegado posible a nuestros propósitos. La maestra Maralejandra decidió desde el primer semestre trabajar con un método en el que los alumnos invirtieron dinero. Para no desatender este esfuerzo, la profesora decidió, además de realizar variadas actividades en línea, dejar trabajo para que los alumnos pudieran aprovechar al máximo el material impreso con el que venían

trabajando. Si bien los resultados fueron bastante buenos, es de notar que en este contexto los docentes tienen que revisar cada uno de los trabajos de los alumnos y mandar retroalimentación de cada una de las actividades, lo que implica un desgaste importante respecto de una dinámica presencial. Retomo sin embargo, que los alumnos obtuvieron muy buenos resultados y que fue justamente la dinámica del trabajo a distancia y de la pandemia lo que posibilitó que los alumnos tomaran de nueva cuenta consciencia de las responsabilidades con la clase y su propio proceso de enseñanzaaprendizaje.

Como se puede observar, los resultados parecen ser no tan catastróficos como se podría haber esperado. De estas experiencias, y de la propia, podríamos esbozar algunas conclusiones. Una de ellas y quizá la más importante es que la institución continúa, aunque no tengamos un lugar físico en donde nos podamos reunir, mientras los estudiantes y los docentes cumplan con el compromiso de enseñar y de aprender la escuela sigue ahí. Una característica que salta a la vista del triunfo de la adaptación de estas actividades, es que los docentes aquí mencionados, me incluyo en este grupo, ya contábamos con una red de comunicación con los alumnos por vías como Facebook y WhatsApp. Los alumnos tenían presente este espacio de comunicación, y de alguna forma la escuela incidía dentro de las redes personales de los alumnos, aspecto que también puede causar polémica. Si bien, no se trata de cuentas institucionales, este contacto fue vital para poder contactar a los alumnos y tejer redes aún más fuertes de comunicación. Los retos son muy variados, empezando claro, por el problema de la accesibilidad a equipos que permitan el buen funcionamiento de las clases a distancia, no sólo de los alumnos, sino también de los docentes y administrativos.

Otro problema es la capacitación para poder manejar de forma optima estos equipos, una vez mas en esos tres niveles, el de los estudiantes, el de los docentes y el de los administrativos. En el caso de idiomas un enfoque híbrido (mitad presencial y mitad a distancia) resulta una posible solución, pero debemos repensar cómo manejar las

ANDREW NEEL

dinámicas grupales para evitar contagios. En una proyección aún incierta de una vacuna que nos proteja, se debe pensar en una distancia de al menos metro y medio entre persona y persona. ¿El trabajo en equipo en su forma presencial deberá suspenderse hasta no tener una vacuna? Yo creo que no, pero sí es necesario pensar en la implementación de nuevas tecnologías y en nuevas concepciones de la clase-taller a la que en teoría deberíamos apegarnos dentro del Colegio. Como bien expresa la maestra Hernández, “¿cómo vamos a adaptar a estas nuevas formas el modelo educativo del colegio?”

Es necesario repensar de fondo todo esto, porque, si bien, estos resultados que se presentan hoy fueron buenos, no será lo mismo si no nos preparamos en este tiempo para recibir una nueva generación de alumnos que viene arrastrando una enorme crisis educativa, sanitaria, y económica. ¿Cómo vamos a recibir a estos nuevos alumnos? ¿Cómo nos estamos preparando? ¿Cómo nos están preparando para esta nueva realidad? Las respuestas no son

fáciles de contestar. No podemos tampoco confiar en los cursos institucionales, que, si bien, son un gran esfuerzo por parte de la institución, puede que resulten insuficientes si no se proponen enfoques metodológicos que nos lleven a entender desde nuestros documentos fundadores cómo deberíamos adaptarnos a este tiempo sin perder de vista los ideales de la institución para la que hemos trabajando tanto. Esperando tener un rayo de esperanza en un futuro próximo, no podemos más que seguir creando redes de comunidad, creando puentes para que si la tormenta nos azota aun más fuerte podamos resistir juntos ante la adversidad.