Escrituras del yo
en tiempos de pandemia:

IDEAS PARA ANALIZAR LA RECONFIGURACIÓN DE
LA SUBJETIVIDAD DESDE LA DOCENCIA

Lenguaje y Comunicación

Norma Irene
Aguilar
Hernández

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Maestra en Literatura Mexicana Contemporánea por la UAM Azcapotzalco. Profesora A. C de T. C. en el CCH Azcapotzalco, imparte Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental I-IV y Taller de Comunicación I y II. Coordinadora de Jóvenes hacia la Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales (CCH Azcapotzalco, 2012-2018). Ha diseñado e impartido cursos en su plantel de adscripción y en el Programa de Profesionalización, Capacitación y Actualización para Docentes del SI 2018-19 (DGIRE). Colaboró en el Seminario Institucional de Innovación Educativa en el CCH. Con 12 años de antigüedad docente.

norma_irene_aguilar@yahoo.com.mx

Este ensayo pretende contribuir a explorar las posibilidades didácticas que los géneros referenciales –especialmente la autobiografía y el diario íntimo– tienen a propósito de la emergencia sanitaria derivada de la pandemia de COVID-19, para permitir al profesor el conocimiento continuo de sus estudiantes y las interpretaciones oportunas de nuestras realidades como docentes y las de los estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades. La emergencia provocada por la pandemia de COVID-19 no puede comprenderse sin una puntual atención a los contextos que la enmarcan. Los cambios políticos, económicos, culturales y sociales que están transformando al mundo, sin duda han resignificado el acto educativo; el contexto general ha impactado de manera notable en el trabajo de profesores y alumnos, actores transversales y sujetos del proceso de enseñanza-aprendizaje. Los profesores, quienes se actualizan en su disciplina y en el manejo de herramientas pedagógicas –con especial énfasis en aquellas que implican recursos digitales– requieren, en este momento de importancia nodal, el conocimiento continuo de sus estudiantes, sus intereses, motivaciones y destrezas; de sus miradas –que ahora son todavía más inciertas– hacia el futuro y hacia la realidad que, en este 2020, dejamos atrás. La importancia de reflexionar y analizar las transformaciones que

experimenta la cotidianidad de los jóvenes, puede explicarse a partir de los planteamientos de Mary Luz Uribe:

Podemos señalar que la cotidianidad no consiste sólo en la vida familiar, laboral y las distracciones. La cotidianidad no es únicamente las actividades especializadas en los entornos mencionados, por medio de las prácticas sociales, son también las motivaciones, deseos, capacidades, posibilidades, ritmos y conflictos de cada ser humano en interacción social. Es allí donde está presente la subjetividad, desde el ser y el convivir, pues la vida cotidiana es la vida del ser humano compuesta por pluralidad de sentidos y simbolismos, en espacios que la modelan a través de la vivencia del tiempo. Por tanto, no es exclusivamente fragmentos del hacer social en términos de la objetividad (Uribe, 2014, p. 105).

Como señala Uribe, la vida cotidiana es la esfera común de construcción de la subjetividad y la identidad social, manifestada en ámbitos personales, familiares, culturales, laborales y sociales interrelacionados, por lo que las alteraciones en alguno de ellos pueden impactar en el desarrollo de los otros. En ese sentido, reconocer que la escena íntima actual de los jóvenes también ha sido trastocada por la cuarentena, es fundamental, porque en el confinamiento se desvaneció el orden de lo público –que hasta antes de la contingencia sanitaria ocupaba casi todas las esferas– y se engrandeció el espacio de lo íntimo:

“La intimidad plantea asimismo interrogantes en cuanto a la manera en que incide en la afirmación de relaciones interpersonales, la configuración de identidades y subjetividades, la articulación entre las vidas individuales y las trayectorias colectivas.” (Morley, citado en Arfuch, 2005).

En consonancia con lo anterior, este ensayo pretende contribuir a explorar las posibilidades didácticas que las escrituras del yo (especialmente autobiografías y diario íntimo, pero sin soslayar el valor de la recuperación de memorias familiares o grupales, testimonios, etcétera) tienen para hacer las interpretaciones oportunas que permitan comprender nuestras realidades como docentes y las de nuestros alumnos, a raíz de la pandemia que está transformando al mundo entero.

Las experiencias singulares de los estudiantes al hablar de sí, de su pasado, de los cambios que experimenta su entorno, de su familia –grupo con el que durante casi todo lo que va del 2020 han convivido de manera incierta y, en muchos casos, abrumadora–, así como de experiencias y conflictos en sus distintos ámbitos de pertenencia, constituyen un apoyo fundamental para la creación colectiva del saber, porque la escritura basada en experiencias de vida puede integrarse como recurso didáctico en diversos temas de estudio, de distintas asignaturas, no solamente en Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental I, en donde el estudio de la autobiografía literaria ocupa la primera unidad. Acerca de la escritura de autobiografías, Marcela Guijosa afirma:

No es una pura vocación literaria lo que mueve al escritor de autobiografía, o no únicamente. Se trata de otro fenómeno, en donde el autor quiere tejer su historia por una necesidad más bien moral o psicológica. Quiere obtener una visión panorámica de su vida, reinterpretarla, entender qué sentido ha tenido. Quiere tal vez divertir, consolar o ayudar a otros; quiere que se sepa alguna verdad oculta, quiere denunciar algo, o busca una reivindicación. O quiere, con toda sencillez, el puro placer de recordar y de volver a vivir por medio de la escritura.

Sin embargo, siempre habrá, en el fondo, el mismo afán: pelear contra el olvido, dejar una huella, vencer a la

BONNIE KITTLE

muerte. Y además, en el camino de ir escribiendo, surgirá otro efecto que se nos da por añadidura, siempre: la reconciliación, el agradecimiento, la integración de un narrador que une sus diversos fragmentos. Porque resulta que la escritura autobiográfica, se quiera o no, siempre resulta curativa, terapéutica, sanadora (Guijosa, 2010, p. 16).

En ese sentido, si el docente le otorga un lugar preponderante, la escritura de vida puede contribuir al autoconocimiento de los alumnos y también como herramienta en las destrezas y conocimientos de los profesores para afrontar problemáticas vinculadas al quehacer docente durante y después de la pandemia, y para la comunicación recíproca entre alumnos y maestros.

Otro de los géneros referenciales que puede ayudar a sobrellevar los efectos de la coyuntura histórica por la que atravesamos, es el diario íntimo. Maurice Blanchot, acerca de las particularidades de este género referencial, señala que:

El Diario no es esencialmente confesión, relato de sí mismo. Es un Memorial. ¿Qué debe recordar el escritor? Debe recordarse a sí mismo, al que es cuando no escribe,

cuando vive la vida cotidiana, cuando está vivo y verdadero y no moribundo y sin verdad. Pero el medio que utiliza para recordarse a sí mismo es, cosa extraña, el elemento mismo del olvido: escribir. De allí, no obstante, que la verdad del Diario no esté en las notas interesantes, literarias, sino en los detalles insignificantes que lo atan a la realidad cotidiana (Blanchot, 2002, p. 24).

Es así como, en la creación del diario, quien escribe sobre su día a día tiene la libertad de igualar los acontecimientos que trastocan a todo el país (la información sobre el vertiginoso aumento del número de contagios y defunciones registrados en un día; los avances científicos en el descubrimiento de una vacuna contra el nuevo enemigo invisible, etcétera) con la proximidad de aquello que trastoca su entorno cotidiano (fracturas en la convivencia familiar, el traslado al hogar de actividades como exámenes, videollamadas, tareas y clases virtuales, ejercicio físico, compra-venta en línea, etcétera).

Ante el recordatorio de nuestra fragilidad, que constantemente nos hace la pandemia, recursos didácticos como el diario íntimo articulan, para su autor,

La escritura de vida puede contribuir al autoconocimiento de los alumnos y también como herramienta en las destrezas y conocimientos...

la esperanza de dejar atrás los efectos derivados del confinamiento, la incertidumbre ante la nueva realidad y la añoranza por todo aquello que quedó atrás; además, en la escritura del diario se imagina o se anticipa la existencia de un futuro para quien escribe. En palabras de Blanchot:

El recurso al Diario indica que quien escribe no quiere romper con la felicidad, la conveniencia de que los días sean verdaderamente días y que se continúen en verdad. El Diario arraiga el movimiento de escribir en el tiempo, en la humildad de lo cotidiano fechado y preservado con su fecha. Tal vez lo que se escribe allí ya no sea más que insinceridad, tal vez esté dicho sin preocupación por lo verdadero, pero está dicho bajo la salvaguardia del acontecimiento; eso pertenece a los asuntos, a los incidentes, al comercio del mundo, a un presente activo, a una duración quizás absolutamente nula e insignificante, pero al menos sin retorno, trabajo de lo que se adelanta, va hacia mañana, y va definitivamente (Blanchot, 2002, p. 25).

Si, como afirma Blanchot, el diario representa la serie de puntos de referencia que quien escribe establece para reconocerse cuando presiente la peligrosa metamorfosis a la que está expuesto, es indudable que el género es un camino para atender una de las primeras necesidades colectivas de hoy en día: hablar sobre las emociones y sobre todo aquello que trastoca los días durante la pandemia. Pensamos, entonces, en los alumnos que concluyeron su último año en el Colegio de Ciencias y Humanidades sin volver a las aulas, sin cerrar ciclos en su círculo de amigos, profesores, etcétera, y en quienes inician un nuevo ciclo escolar comunicándose con nosotros como docentes y con sus nuevos compañeros, únicamente a través de una pantalla de celular, tablet o computadora.

Consideraciones finales

Los distintos géneros, soportes y formatos en los que actualmente tiene lugar la experimentación literaria y artística de la escritura de vida, prueba que el reconocimiento del yo cobra auge a raíz de la pandemia de COVID-19, ya sea mediante la escritura tradicional de autobiografías y diarios con bolígrafo y en libretas seleccionadas cuidadosamente por quien escribe, o a

MARIANA JIMÉNEZ HERRERA

partir de la constante exposición de la intimidad en blogs y redes sociales que contraviene los límites, siempre difusos, entre lo público y privado.

Independientemente del formato elegido y de la libertad de escritura y la simplicidad de la palabra en el diario íntimo o la autobiografía, que los profesores del Colegio de Ciencias y Humanidades cuenten con los elementos necesarios para ser conscientes de la importancia de las escrituras del yo en su docencia, les permitirá dirigir esa necesidad colectiva que representa hablar sobre las emociones, la angustia, la soledad, el miedo y la incertidumbre ante el futuro, la nueva normalidad, las oportunidades laborales, la preocupación que conllevan los días experimentados por los alumnos, las relaciones vulneradas por el confinamiento y la convivencia forzada, entre otras situaciones que vivimos todos a raíz de la pandemia de COVID-19, y llevarla al estudio de su propia disciplina.

La trascendencia al apropiarse de la escritura de vida, se reflejará también en una contribución al mejoramiento de la docencia individual, al tener presente que las escrituras del yo son

UNITED NATIONS COVID 19 RESPONSE

una importante vía para explorar el modo en que el fenómeno mundial por el que estamos atravesando trastoca los espacios exteriores e interiores, íntimos, sociales y políticos. La necesidad de poner al yo en primer lugar hoy parece más urgente que nunca, precisamente porque la amenaza de la enfermedad, la muerte y el duelo que conlleva la pandemia es tan incierta como cercana a todos nosotros.

Fuentes de consulta
  1. Arfuch, L. (2010). El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
  2. Blanchot, M. (2002). El espacio literario. Madrid, Editorial nacional.
  3. Guijosa, M. (2004). Escribir nuestra vida. Ideas para la creación de textos autobiográficos, México: Paidós.
  4. Uribe Fernández, Mary Luz (2014). La vida cotidiana como espacio de construcción social. Procesos Históricos, (25), 100-113. [Fecha de consulta 1 de julio de 2020]. ISSN: 1690-4818. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=200/20030149005