La vigencia del modelo
educativo de la Escuela Nacional

COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES

Lenguaje y Comunicación

Olga María
Hildehza
Flores Álvarez

 

Profesora del Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Vallejo con 9 años de antigüedad. Imparte las materias de TLRIID I-II y TLATL I-II. Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras, y cursó estudios de posgrado en la Maestría en Docencia para la Educación Media Superior en la misma institución.

olga.flores@cch.unam.mx

Visión panorámica

Desde su fundación en el año 1971, la actual Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades, demostró ser un bachillerato innovador e integrador con un enfoque en el que el alumno participa como actor principal del proceso de construcción de su conocimiento y su formación como ciudadano responsable, crítico y participativo.

La enseñanza en esta modalidad de bachillerato se rige bajo los principios de aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser. Así, mediante el trabajo con métodos y técnicas de investigación y formas de trabajo propias de cada disciplina, se espera que el alumno adquiera una autonomía en su aprendizaje y alcance saberes significativos en todas las áreas de estudio contempladas para su formación integral.

Para que el estudiante se capacite en la construcción de su propio aprendizaje y se implementen los diferentes enfoques disciplinarios, el trabajo en el salón de clases debe ser cooperativo, procesual y recursivo. Debido a esto, el docente tiene que ser un orientador que guíe las actividades realizadas por los estudiantes y son los alumnos quienes mediante el trabajo en equipo, deben lograr el desarrollo de habilidades para el diseño y ejecución de proyectos de investigación.

Saber planear una investigación conlleva la aplicación de un pensamiento crítico. Este consiste en un razonamiento analítico, reflexivo, propositivo y autorregulado, útil en la toma de decisiones y la formulación de conclusiones válidas. Además, facilita el estudio de diferentes campos de conocimiento porque incluye la capacidad de manejar, procesar y reconstruir la información, observar, sintetizar, relacionar ideas, formular hipótesis y diseñar modelos explicativos (Garza Cervantes, 2010).

Las asignaturas que conforman el Plan de Estudios de la Escuela Nacional Colegio de Ciencias y Humanidades (ENCCH), posibilitan que los estudiantes adquieran una cultura básica –además de un conjunto de contenidos que le permitan adquirir otros más complejos a lo largo de la vida–, mediante el desarrollo de habilidades y formas de pensar críticas, creativas y propositivas.

Estas materias, a su vez, están organizadas en cuatro áreas de estudio: Matemáticas, Ciencias Experimentales, Histórico-Social y Talleres de Lenguaje y Comunicación. Dentro de estas se distribuyen y organizan los aprendizajes que delinean el perfil del egresado, en el cual se consigna que, al concluir su paso

por la ENCCH, logre pensar por sí mismo, se exprese correctamente, tenga los principios de una cultura científica y humanística y sepa relacionar todo ello con las diversas situaciones que se le presentan en su vida (Orientación y Sentido, 2006: 7).

Fundamentos de la vigencia

La vigencia del modelo educativo de la ENCCH se apoya en la incorporación que hace a su constructo teórico de los diferentes factores, rubros y conceptos que inciden en la formación integral de los estudiantes de las diferentes generaciones. Gracias a las pautas educativas bajo las cuales se edificó su plan de estudios, esta modalidad de bachillerato se ha convertido en un espacio para la formación de personas cuyos conocimientos, habilidades, actitudes y valores deben permitirles desarrollarse de manera satisfactoria, tanto en el ámbito académico como en el laboral, y de manera general en la vida.

Desde su fundación, el enfoque pedagógico de la ENCCH contempló dar respuesta a las necesidades de la sociedad de su momento y a las de la sociedad mexicana del siglo XXI. Para visualizar con más claridad la actualidad de este modelo educativo, es necesario compararlo con los planteamientos actuales establecidos por las autoridades responsables de la educación media superior en México, ya que éstas contemplan que los egresados de este nivel educativo, son personas quienes han alcanzado la edad suficiente para ejercer sus derechos y obligaciones como ciudadanos, y como tales deben reunir, en adición a los conocimientos y habilidades que definirán su desarrollo personal, una serie de actitudes y valores que tengan un impacto positivo en su comunidad y en el país en su conjunto (Subsecretaría de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública, 2008: 4).

La misión de la ENCCH –establecida desde su creación en 1971– coincide con el perfil de egreso de los alumnos de los diferentes subsistemas de bachillerato de todo el país.

Lo que cabe resaltar es que este perfil ha sido configurado por la instancia responsable de plantear las directrices de la educación hoy en día.

Por otro lado, la UNESCO (2015) ha establecido un conjunto de habilidades para la vida, de las cuales sólo se mencionan las que resaltan este vínculo con los principios de la ENCCH, que son: cimentar conocimientos de contenido sólido, comprometerse con el aprendizaje a lo largo de la vida, ser capaz de aprender en el ámbito de la interdisciplinariedad, trabajo en equipo e interconexión, y ser creativo e innovador. Estas capacidades están integradas dentro de cuatro ejes centrales: aprender a ser, saber conocer, aprender a hacer y aprender a vivir juntos.

Estas habilidades son indispensables para el desarrollo del bienestar común, que se consolida mediante la implementación continua de los diferentes procesos participativos de los integrantes de una comunidad y que se transmite de generación en generación. Por su parte, la ENCCH busca que sus egresados desarrollen valores y actitudes que favorezcan su capacidad para proponer respuestas a problemas de la sociedad, es decir, “que sean ciudadanos habituados al respeto, diálogo y solidaridad en la solución de problemas sociales y ambientales” (Comunidad Vallejo, 2021).

Para el mismo organismo internacional, el conocimiento –en tanto sea información sobre diferentes aspectos de la realidad– representa uno de los bienes inmateriales de la herencia común de la humanidad y constituye un elemento necesario para fortalecer el bienestar común.

En la actualidad, dada la necesidad de un crecimiento sostenible en un mundo cada vez más interconectado, la educación y el conocimiento deberían ser considerados bienes comunes globales (Fundación Santillana, 2021), que deben cuidarse y preservarse para que las generaciones futuras tengan acceso a ellos.

Uno de los principios de la ENCCH consiste en “proporcionar a los estudiantes una preparación básica de carácter propedéutico

para que tengan la oportunidad de continuar sus estudios en el nivel superior” (CCH, 2018). Esta cultura básica que se les presenta a los alumnos corresponde a las áreas de conocimiento de las ciencias, humanidades, computación e idiomas (inglés o francés). La información que se maneja dentro de estos campos exige que los docentes revisen de manera constante las diferentes aportaciones realizadas por los trabajos experimentales de especialistas a nivel nacional e internacional. Esto significa que los alumnos puedan estar en contacto permanente con información actualizada, herencia cultural de la humanidad.

La opinión de los alumnos

Un grupo de alumnos que cursaron el 5o semestre de la asignatura Taller de Lectura y Análisis de Textos Literarios del plantel Vallejo en el ciclo 2020-1, fueron entrevistados con la finalidad de incluir su opinión sobre cuáles han sido las mejores estrategias de aprendizaje que han implementado ellos mismos para realizar el trabajo en la modalidad a distancia y en línea. Entre las preguntas realizadas, se

les cuestionó si consideraban que el modelo educativo del CCH es vigente para su contexto. La mayoría de las respuestas a esa pregunta apuntaron que sí consideran como vigente el modelo educativo de la escuela, ya que – principalmente– han aprendido a aprender por ellos mismos mediante la implementación de procesos de investigación, con su consiguiente aprendizaje para seleccionar y comprender de información confiable y el desarrollo de habilidades que les permitan ser más independientes académicamente por medio de la escritura de diferentes tipos de texto.

De la misma manera, consideran que la enseñanza está actualizada debido a que se hicieron adaptaciones importantes para que fueran congruentes con las circunstancias en las que ahora se encuentran, sin que disminuyera su posibilidad para aprender a aprender.

La aplicación a la vida cotidiana del trabajo realizado en el ámbito escolar es uno de los factores que se han mantenido dentro de las adaptaciones mencionadas. Otra consiste en que se incorporaron temas de actualidad que les permitieron comprender aprendizajes

adquiridos con anterioridad y facetas de la situación actual.

Por otro lado, también resalta el hecho de que valoran el aprender a trabajar en equipo, pues eso les ha ayudado a desarrollar su competencia para comunicarse con eficacia –tanto en la escuela como fuera de ella– y su capacidad para relacionarse con sus compañeros.

La vigencia del modelo educativo está comprobada con estas percepciones, ya que reconocen el espacio virtual educativo como el ámbito en el tienen la oportunidad de conocer diferentes posibilidades para leer y escribir como parte del proceso de aprendizaje. Además, el material con el que han trabajado incluye tópicos de actualidad y cercanos a su realidad. También consideran importante la implementación de actividades que los mantienen como centro del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Aprender a aprender, clave de la vigencia

Este año, la ENCCH cumple 50 años desde que el Consejo Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México acreditara su creación (Gaceta Amarilla).

Entre las aportaciones más importantes que debemos considerar a lo largo de su existencia es el haber establecido el principio de aprender a aprender como uno de los cimientos de su perspectiva educativa.

Gracias a este fundamento el alumno es concebido como una persona con la capacidad de transformar su medio y de autodirigirse, lo cual a su vez deriva en la necesidad de enseñarle a aprender a desarrollar sus diferentes habilidades para saber autorregular su conducta y su aprendizaje. Es entonces que la interacción dentro de este espacio educativo debe ser un acto dinámico que integre las necesidades contextuales de sus integrantes (sociales, culturales y personales).

Para comprender que aprender a aprender es una pauta vigente en el siglo XXI, cabe precisar que este concepto hace referencia a una capacidad compleja que incluye el desarrollo de procesos metacognitivos, de habilidades superiores de pensamiento, de saber autorregulase y de un conocimiento intrapersonal enfocado en la regulación de las emociones; el reconocimiento de valores, la identificación de las áreas de oportunidad y también caracterizado por el desarrollo de una autoestima y autoconfianza sanas.

Todos estos aspectos atienden su desarrollo integral y bienestar personal, lo que significa que aprende a ser responsable, constructor de su propio aprendizaje, situándolo como el principal participante del acto educativo.

El Marco Curricular Común del Sistema Nacional de Bachillerato (MCC) es el referente institucional presentado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el que se determinan las competencias básicas que un alumno egresado del nivel medio superior debe consolidar al término de sus estudios.

Un estudiante demuestra su habilidad de aprender a aprender cuando realiza sus actividades escolares y personales participando activamente y buscando fuentes de información en diferentes repositorios: libros, revistas o fuentes electrónicas.

Así también, hace evidente que sabe relacionar la información adquirida con otros conocimientos, la vincula con actividades cotidianas y con su entorno; comunica sus ideas y plantea preguntas a partir de una posición crítica; resuelve problemas y demuestra un comportamiento creativo.

Cabe señalar que, al participar de manera crítica, emplea el discurso argumentativo, atento a la función que tiene cada tipo de información empleada, adquiere autonomía en la toma de decisiones y desarrolla la capacidad de percibir las consecuencias de sus aprendizajes en su convivencia diaria con las personas que le rodean.

Aprender a aprender conlleva entonces al desarrollo de un pensamiento crítico, el cual incluye la capacidad de valorar la calidad de los conocimientos que va adquiriendo. Esta actitud le abre la puerta hacia la constitución de un sujeto de cultura poseedor de un conocimiento científico básico y de valores legítimamente adoptados.

Conclusión

La educación centrada en el aprendizaje del alumno es un factor decisivo para otorgar vigencia a un modelo educativo, con ello se puede afirmar que la función de la educación –en estos casos–, adquiere un carácter social, ético, cultural y propedéutico, por mencionar algunos ejemplos.

Así también, para reforzar el aprendizaje de los estudiantes, es indispensable establecer relaciones entre el ámbito escolar y la vida cotidiana. Esta dinámica es directamente proporcional a la vigencia de los proyectos educativos, ya que se retoman aspectos de la realidad cercana a los alumnos para transformarlos en los contenidos que coadyuvarán a su formación.

Este tipo de educación implica que el profesor debe asumir una nueva función en el proceso de enseñanza. Esta función consiste en dotar al estudiante de las herramientas y estrategias que le permitan aprender a aprender y, de este modo, desarrolle su potencial de aprendizaje. Por ello, el docente debe actuar como facilitador y mediador en el proceso de aprendizaje; debe estimular y motivar, aportar criterios y diagnosticar situaciones de aprendizaje de cada alumno y del conjunto de la clase; clarificar y aportar valores y ayudar a que los alumnos desarrollen sus propios principios de vida.

  1. CCH Vallejo. Comunidad Vallejo, Núm. 374, 26 de enero de 2021.

    2. Colegio de Ciencias y Humanidades (enero 2020). Recuperado de: https://cch.unam.mx/ historia#:~:text=El%20proyecto%20del%20Colegio%20.

    3. Colegio de Ciencias y Humanidades. (enero 2020). Recuperado de: https://www.cch.unam.mx/padres/ metas_y_principios ENCCH. (Febrero 2006). Orientación y sentido del área de Talleres de Lenguaje Comunicación. Orientación y sentido de las áreas del plan de estudios actualizado (pp.73-94).

    4. Fundación Santillana. (Enero, 2021). Recuperado de:https://fundacionsantillana.com/habilidades-21- unesco/

    5. Garza Cervantes, Rosa María y Rebeca de la Garza Escamilla. 2010.

    6. Pensamiento crítico. México: Cengage Learning.
    7. Subsecretaría de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Pública. 2008. Integral de la Educación Media Superior en México. La Creación de un Sistema Nacional de Bachillerato en un marco de diversidad.

    México: SEMS.
    8. Universidad Nacional Autónoma de México. Gaceta.

    Tercera Época. Vol. II (Número Extraordinario). 1o de febrero de 1971.