La inteligencia emocional:
una propuesta actitudinal para la enseñanza de la Literatura en TLATL en el CCH. La gran ausencia en el Programa Actualizado

Lenguaje y Comunicación

María Luisa
Trejo
Márquez

Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas en FFyL UNAM. Maestra en Docencia MADEMS (Español) UNAM. Doctora en Pedagogía por el CLAMECSO. Docente Análisis Textos Literarios, 1985 a la fecha. Profesora de Carrera Titular “C” T.C.D.

malutre2007@hotmail.com

Maralejandra
Hernández
Trejo

Licenciada en Lenguas y Literaturas Modernas (Letras Inglesas) por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Maestra en Literatura Comparada en la misma casa de estudios. Es profesora definitiva de las materias de Inglés I-IV y Taller de Lectura y Análisis de Textos Literarios I y II en el CCH Azcapotzalco de la UNAM desde 2014.

maralejanda.hernandez@cch.unam.mx

Llevamos ya algunos años en este nuevo milenio, los cambios han sido vertiginosos y han modificado las estructuras económicas, políticas, sociales y educativas de nuestro tiempo. Es una realidad que hoy en día profesores que vivieron aún el siglo pasado en pleno, convivan con docentes que en su desarrollo se encuentran con nuevas formas de concebir el aprendizaje. Hace 50 años los paradigmas en las investigaciones educativas no ponían en el centro de análisis las emociones, hoy en día, es importante realizar nuevos planteamientos aplicados a la educación, especialmente en los programas actualizados del Colegio de Ciencias y Humanidades, que desde 1971 han sido el motor de innovación educativa, permitiendo a miles de jóvenes insertarse en el mercado productivo del país.

No obstante, ya centradas en nuestro quehacer docente para la materia de Taller de Lectura y Análisis de Textos Literarios las preguntas serían ¿Qué está pasando con nuestros jóvenes con relación a los Programas de TLATL? ¿Existe alguna vinculación entre los contenidos de los programas y el desarrollo de una auto-conciencia crítica en nuestro contexto cultural e histórico?¿La institución y los docentes están tomando en cuenta este hemisferio de las emociones en la actualización de los programas? ¿Por qué es importante integrar como una nueva herramienta de trabajo el paradigma de las emociones para tener una mejor manera de vivir? ¿Qué problema está causando en estas generaciones no vincular emociones y aprendizaje en los jóvenes? ¿Cuál es la diferencia entre Coeficiente Intelectual e Inteligencia Emocional? ¿Cuál es el camino para lograr que egresen jóvenes con mayor inteligencia emocional que les permita éxito en los diferentes ámbitos de su vida académica y personal?

Todas estas preguntas si bien tienen un carácter retórico inicial, nos sirven como puntos de partida para esta reflexión sobre la evolución en la enseñanza de la literatura. Disciplina que se encuentra enmarcada en el Área IV de Humanidades y Artes. No obstante, no por el simple hecho de mencionarlas en su configuración ontológica, las humanidades se desarrollan en forma de contenidos actitudinales en los programas. Es importante iniciar con ¿Cuál es la diferencia entre Coeficiente Intelectual e Inteligencia Emocional?

Un hombre que es dueño de sí mismo pone fin a un pesar tan fácilmente como inventa un placer. No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usarlas, disfrutarlas, dominarlas.

Oscar Wilde

TONY TRAN

El Coeficiente Intelectual representa las habilidades cognitivas para resolver y comprender mediante el razonamiento, contenidos, datos, fechas, “es una cifra que indica el nivel de inteligencia de una persona a partir de pruebas estandarizadas” (DRAE, 2020). Se refiere además, al cálculo, razonamiento y conocimientos generales y el uso de la lógica. La mayoría de la población tiene un coeficiente intelectual entre 85 y 115 puntos, siendo el promedio de 100 puntos (Aravena, et.al, 2017).

En contraste, la Inteligencia Emocional es:
[…] la capacidad de percibir los sentimientos propios y los de los demás, distinguir estas dos categorías es esencial, y el punto álgido, sería utilizar esta información para guiar el pensamiento y la conducta del ser humano para mejorar, para usar las emociones en positivo, para que éstas nos ayuden a resolver los problemas que se presentan en la vida diaria de una mejor manera (Salovey y Mayer, 2005).

Los especialistas han llegado a determinar que el Coeficiente Intelectual (CI) aporta sólo el 20% del éxito en la vida, mientras

que la Inteligencia Emocional (IE) da el éxito verdadero en un 80% en situaciones cotidianas. Esto apunta a que es importante tener conocimientos, pero no lo es todo y por lo tanto, no es esencial tener calificaciones de excelencia en las asignaturas para acceder a los puestos más altos a nivel directivo (Goleman, 1999). De acuerdo al mismo teórico ni los diplomas universitarios, ni la pericia técnica son factores determinantes, como sí lo son el control de las emociones y la forma en que los jóvenes se preparan asertivamente para resolver conflictos y relacionarse con sus compañeros de trabajo.

[…] los planificadores más sobresalientes no poseen una capacidad analítica que se halle por encima de la media de su profesión, sino que destacan en habilidades de índole abiertamente emocional, como, por ejemplo, una profunda conciencia política, la habilidad de elaborar argumentos que posean un gran impacto emocional y una elevada dosis de influencia interpersonal (Goleman, 1999, p. 287).

Tomando en cuenta la cita anterior es importante reflexionar, integrar y construir en los programas del bachillerato estas herramientas de influencia interpersonal, como lo son la conciencia política y la habilidad para argumentar. Estas palabras que resultan de difícil acceso metodológico, debido a la alta carga emocional que implica su desarrollo y también a lo ambiguo de las herramientas necesarias para llevarlas a cabo en el aula, son las razones por las cuales desde nuestra óptica no se han incluido en los programas. No obstante, un desarrollo adecuado de las mismas en la esfera actitudinal y transversal del conocimiento, permitiría que los jóvenes desarrollaran la autoconciencia, el autocontrol y la automotivación por medio de actividades vinculadas con la autoestima, la asertividad, el pensamiento positivo, la empatía, la dedicación y la conciencia política.

MARCO FILECCIA

Todo lo anterior son habilidades sociales, eje transversal que es necesario integrar en el programa de trabajo de la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios I y II. Hablemos un poco de algunas intervenciones que podrían resultar exitosas para el desarrollo de estas habilidades.

No obstante, el primer punto a analizar es cómo entendemos el concepto de intervenciones educativas en el CCH. De acuerdo al Modelo Educativo estas intervenciones se desarrollan en tres niveles diferentes, si son parte de un programa institucional, para su implementación. El primer nivel se refiere a todos aquellos elementos conceptuales que han constituido el marco filosófico y pedagógico, forjado desde los documentos de creación y de preparación de docentes en el CCH. El segundo nivel se entiende como las acciones de saber plasmar en las estructuras organizacionales, normativas y hasta administrativas, los principios educativos del Colegio, esto es lograr de manera efectiva que el ideario filosófico y pedagógico que se propone con el Modelo Educativo esté presente en las reglas, protocolos, lineamientos y procedimientos con que la institución desarrolla sus actividades formales. El tercer nivel que sigue concretándose, es el contenido del Modelo Educativo en las prácticas de enseñanza en las aulas y planteles del

Colegio. Es en este último ámbito donde se muestran los niveles de continuidad y ruptura que ejercen profesores y alumnos respecto a la asimilación del Modelo Educativo: Visible en el Examen diagnóstico Académico (EDA) e Informes de Docencia así como Informes de Actividades Académicas extracurriculares (García Camacho, 2020, p. 41-55).

Desde su planteamiento, podemos ver que nuestra intención es la modificación o actualización del segundo nivel de concreción, es decir, el vinculado a las estructuras normativas como lo es el programa de una materia. Sin embargo, el cambio desde la perspectiva de programa en macro no es una posibilidad para el profesor en solitario o en grupos pequeños. Además, debemos recordar que la implementación no es camino en una sola dirección sino una recursividad que toma como parámetro nuestro Modelo Educativo. Es por tanto, que el diseño de estrategias particulares para la realización de actividades en el aula, es el nivel de injerencia para los docentes. Estos diseños deben “fomentan la integridad en los adolescentes; las habilidades para comunicar sus ideas de forma asertiva y la pericia para lograr y aceptar cambios en su vida” (Goleman, 1999).

Desde nuestra perspectiva de profesoras de literatura, estos conocimientos actitudinales pueden llevarse a cabo desde el análisis de Textos Literarios vinculados con los valores meta antes mencionados (autoestima, asertividad, el pensamiento positivo, empatía, dedicación y conciencia política); no nos referimos con esto a obras de carácter de superación personal, sino al análisis riguroso e inteligente de ciertos tropos, temas y construcciones que desde el canon y desde la literatura popular han sido fuente de inspiración didáctica; como lo podemos ver en la Grecia Clásica con la dialéctica y la poesía didáctica, e ingleses como Alexander Pope con la premisa de “enseñar deleitando” tomada de Horacio. Además, podemos observar también las aportaciones desde la comparatística, con obras que tienen gran impacto en nuestros jóvenes como los géneros populares, la literatura juvenil, las sagas, comics e incluso novelas web.

Para Goleman el desarrollo de estas competencias generará profesionistas más destacados en su trabajo, no por su pericia disciplinar sino porque son aquellos que logran trabajar en equipo y maximizar la producción del grupo en el que se desenvuelven con un beneficio colectivo. Desde la literatura, un trabajo para el análisis de personajes de este tipo puede hacerse a partir de fragmentos de la novela de realismo mágico Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez. Se puede analizar al personaje de Aureliano Buendía a partir del arquetipo de líder, pues logra motivar a un grupo de jóvenes para seguirlo y fundar la ciudad de Macondo que le dará origen a la estirpe y las historias contadas dentro de la narrativa.

Es importante destacar que en una hipotética ausencia de desarrollo emocional, los profesionistas, si bien podrían tener dominio total de los conocimientos podrían verse incapaces para afrontar cambios o conflictos y se convierten, según Goleman y otros estudios de la conducta humana y neurociencia, “en seres tóxicos”. El desarrollo de estas habilidades desde la lectura puede darse usando obras del existencialismo Alemán, como la novela Bajo la rueda (1906) de Herman Hesse, cuyo argumento narra la historia de Hans Giebenrath, un niño prodigio capaz de obtener las mejores calificaciones en todo y que es admitido en un seminario de alto nivel pero a su paso por esta institución el autor hace una crítica demoledora al sistema educativo que sólo se interesa por el desarrollo académico del alumno, olvidando el desarrollo personal y emocional.

De este modo, podemos ver la importancia de la inteligencia emocional al diseñar estrategias de trabajo con estos ejes. Un análisis en plenaria o la escritura de un ensayo a propósito de estos temas resulta una mejora en la vida personal y académica de los jóvenes en la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios.

Sin embargo, el aprendizaje de las competencias emocionales no resulta tan sencillo. Si bien el entusiasmo y el espíritu del “puedo hacerlo” resultan útiles, sólo funcionan en la medida en que las personas posean las habilidades subyacentes y aprendan las competencias para que puedan ponerlas en movimiento (Goleman, 1999, p.276).

Con esta cita Goleman desarrolla que la falta de empatía genera seres socialmente ineptos; es decir, que no han aprendido a gestionar los conflictos ni a asumir el punto de vista de otros, acciones que en el análisis riguroso se convertirán en problemáticas y discursos retóricos falaces. Esto aplica tanto para el desarrollo lector de los alumnos, como para la planeación didáctica del profesor en el abordaje de una obra literaria. Con esto nos referimos a los exámenes estandarizados de literatura, que por ejemplo, para el análisis de una obra como Cien años de soledad se centran sólo

en el arco argumental general, o incluso en el conteo de personajes con el mismo nombre dentro de la novela.

A raíz de lo antes mencionado, la inteligencia emocional es importante para hacer frente a los problemas cotidianos y las diferentes habilidades emocionales que influyen en la vida de los jóvenes. El desarrollo de estas se encuentra estrechamente vinculado con un contexto altamente tecnológico en el que historias de ciencia ficción parecen realidades cada vez más posibles. Novelas como Nunca me abandones, del reciente ganador del premio Nóbel Kazuo Ishiguro, plantean argumentos atravesados por problemáticas, que bien dirigidas en clase, pueden generar debates estructurados en torno a lo ético como lo son la clonación y la donación de órganos; estas actividades apoyan puntualmente la conciencia crítica, la postura política y la habilidad para argumentar de los lectores en una clase.

Otras obras que son factibles de analizar con ejes de inteligencia emocional son La carretera de Cormac McCarthy en la que pueden trabajarse valores como la empatía y el amor por la vida en una lectura con un carácter altamente distópico en el que reina la destrucción por una catástrofe nuclear. Otra novela corta de ciencia ficción es La llegada con una reciente adaptación fílmica en la que los alumnos pueden trabajar temas de comunicación, asertividad y toma de decisiones en un ambiente lleno de alienígenas que proponen al humano el aprendizaje de su lengua para entender un tiempo no lineal.

Todas estas estrategias antes mencionadas se encuentran en el terreno de la adaptación curricular en un Programa Operativo. No obstante, su gran ausencia en las directrices del Programa Indicativo (históricamente e incluso en los Programas Actualizados) es evidente. Esta idea apunta a la necesidad institucional de vincular el trabajo académico y disciplinar con el eje transversal de las emociones en los aprendizajes actitudinales, dentro de los programas de estudio. No obstante, su complejidad de enunciación teórica (debido a que no pueden ni deberían darse obras determinadas para el trabajo de cada docente en clase) hace apremiante la construcción e impulso de habilidades que apoyen estos aprendizajes, y el desarrollo de propuestas curriculares específicas en el terreno de inteligencia emocional mediante cursos de preparación docente que quizás incluyan las cinco directrices propuestas por Goleman: 1. Conocer las propias emociones; 2. Manejar las emociones para recuperarse; 3. Generar automotivación alrededor de un objetivo; 4. Reconocer las emociones de los demás y 5. La empatía, es decir, reconocer las necesidades y emociones de los otros para mejorar situaciones cotidianas.(Goleman, 1999) Sin embargo, para el teórico el desarrollo de la competencia emocional es más complejo que sólo conocer los conceptos:

[…] el aprendizaje de una competencia emocional requiere algo más, la participación de los circuitos nerviosos emocionales en los que se hallan almacenados los hábitos emocionales y sociales. Cambiar estos hábitos — como aprender a acercarse positivamente a los demás, en lugar de eludirlos, escuchar mejor o proporcionar un feedback útil, por ejemplo— es una tarea más compleja que agregar nuevos hechos a los viejos. El aprendizaje emocional exige un cambio neurológico más profundo que pasa por debilitar los hábitos existentes y reemplazarlos por otros más adecuados (Goleman; 1999:271).

Con la cita anterior podemos ver que los diferentes niveles para la implementación educativa en la formación docente son complejos, y requieren cambios en el paradigma accional y no sólo teórico. Además, en el terreno de la vida de los estudiantes el desarrollo de la “inteligencia emocional” puede ser de carácter preventivo para explosiones sociales poco asertivas como las que hemos vivido como docentes en los planteles en estos últimos años. Podríamos hacer un seguimiento en el que la resolución de problemas, no importa la gravedad de los mismos, es llevada de forma casi inmediata a una violencia sistémica en ambas partes. La violencia física de los estudiantes a los docentes y la violencia emocional que puede implicar el ignorar las demandas estudiantiles o las dinámicas de silencio en nuestra universidad. El tema de la voluntad, entendida como la forma en que te manejas a ti mismo, y cómo te gestionas para cumplir tus metas,es indispensable para incrementar la inteligencia emocional. (Huerta, 2017) Otro elemento sería la empatía es decir, entender cómo se sienten los “otros” y las relaciones en equipo para resolver conflictos (Goleman, 1999).

Todas las competencias de la Inteligencia Emocional se desarrollan a partir de la infancia […] pero el segundo momento clave es la pubertad, cuando el cerebro del niño sufre un esculpido radical y se pierden neuronas que no se utilizaban mucho (Goleman, 2014, p.101).

En este sentido, la pubertad y las conductas que en ella se propicien serán un camino que se recorra en la vida adulta de forma autogestiva, un número ilimitado de veces. Es por ello, que la importancia en el desarrollo de habilidades de convivencia sana, empática y asertiva son muy necesarias en el bachillerato. La Inteligencia Emocional, es una nueva manera de ser inteligentes, los maestros necesitan la formación para modificar el Curriculum, con el fin de crear dinámicas armónicas en el aula. Además de la capacidad de contribuir al bienestar de los jóvenes en materia disciplinar y emocional. Esto es, enseñar a los alumnos a focalizar la atención, a solucionar conflictos de manera cooperativa y a la gestión de las emociones en forma positiva, además, o en conjunto con todos los aprendizajes teóricos y curriculares de los programas.

Fuentes de consulta

 

1. Cuadernillo de Orientaciones 2019-2020 (2019) CCH. UNAM. Recuperado en: https://cch.unam.mx/sites/default/files/ Cuadernillopdf.pdf

2. Plan de Estudios Actualizado (PEA). (1996). Colegio de Ciencias y Humanidades. Unidad Académica del Ciclo del Bachillerato, UNAM, México.

3. Programa Actualizado del Taller de Lectura y Análisis de Textos Literarios I Y II (2018) CCH. UNAM. Recuperado en: https://www.cch.unam.mx/sites/default/files/ programas2016/TALLER_LATL_I_ II.pdf

4. García Camacho, T. (2020). “Los niveles de concreción del Modelo Educativo” en Importancia y Vigencia del Modelo Educativo del CCH. Fascículo 1. Disponible en: http:// memoria.cch.unam.mx/index.php/revista/42

5. Aravena Garrido, C. (2017) “Incidencia del coeficiente intelectual, estilos de aprendizaje, motivos, actitudes y estrategias para el estudio”, en Foro Educacional No. 29. Recuperado en: http://Dialnet-IncidenciaDelCoeficienteI ntelectualEstilosDeAprend-6429498%20(1).pdf

6. Diccionario de la Real Academia Española (2020). “Coeficiente”. Recuperado en: https://dle.rae.es/ coeficiente?m=form

7. Goleman, D.
8. ——-(1999) La práctica de la Inteligencia Emocional.

Recuperado en: file:///C:/Users/HP/Downloads/

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9. ——-(2012) El cerebro y la inteligencia emocional: Nuevos

descubrimientos. Grupo Z, Barcelona.
10. ——(2006) Inteligencia Social. La nueva ciencia para

mejorar las relaciones humanas. Planeta, México.
11. ——-(2013) Liderazgo. El poder de la Inteligencia Emocional.

Grupo Z., Barcelona.