Los retos docentes
en tiempos de pandemia,

EXPERIENCIA PERSONAL EN LA CARRERA DE
ABOGADO(A) DEL CENTRO UNIVERSITARIO
DE LA CIÉNEGA DE LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Plumas invitadas

Alma Jéssica Velázquez Gallardo

Docente de tiempo completo del Departamento de Justicia y Derecho del Centro Universitario de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara. Miembro del Cuerpo Académico UDG-CA-562 en grado consolidado. Abogada por la Universidad de Guadalajara, Maestría en Derecho Público por la Universidad Panamericana, campus Guadalajara, Doctorado en Investigación en Medicina por la Universidad de Oviedo, España.

jvelazquez@cuci.udg.mx

Los retos docentes durante la pandemia se consideran fueron bastantes y diversos, la irrupción de la pandemia en el país propició una serie de cambios en la vida cotidiana de todas y todos y en particular en el rubro de la educación, desde la formación básica hasta la educación superior, realizar un cambio de paradigma de un día a otro fue todo un reto para los involucrados (lo sigue siendo), para darnos una idea expondré algunos de ellos sin que sea limitativo de lo que hemos vivido desde el punto de vista del docente, sin dejar de ver lo que ha implicado para los estudiantes y que ha impactado en la práctica docente:

El uso y capacitación en herramientas tecnológicas para la educación

En este rubro considero fue de los retos insignes durante la pandemia en nuestra institución, en particular debo decir que en la carrera de abogado fue un reto más apremiante, ya que el 98% de los cursos se impartían en la modalidad presencial y el otro 2 % en modalidad mixta (Coordinación de Tecnologías para el Aprendizaje, 2019). Se constató la falta de capacitación de los profesores en tecnologías de la educación: Iniciada la pandemia, en el estado de Jalisco se decretaron las acciones de prevención, con lo cual el 13 de marzo del presente año, nos indicaron a los docentes que se suspendían labores presenciales las próximas dos semanas, que ajustaramos las clases a distancia o que asignaramos trabajos, puesto que posterior a ello sería el periodo vacacional de semana santa y pascua y pasado ello probablemente regresáramos a clases presenciales. Lo que

de inicio si bien se tuvieron que programar actividades a distancia, no fue lo crucial del momento, sino cuando se extendieron las medidas de aislamiento y de suspensión de actividades presenciales a lo largo del ciclo escolar 2020 A.

La capacitación sobre tecnologías del aprendizaje data en mi experiencia de 2007, se impartieron desde entonces cursos sobre la plataforma Moodle que es la plataforma en la cual oficialmente se deben cargar los cursos a distancia (virtuales) o mixtos en nuestra institución. Sin embargo pocos cursos se desarrollaron completos en la modalidad virtual o mixtos. En ese tiempo la Universidad comenzaba a apostar por la educación a distancia y se había creado el Sistema de Universidad Virtual (Sistema de Universidad Virtual, 2019). Muchos de los profesores tomamos los cursos sin embargo desdeñamos realizar los cursos en dichas modalidades y continuamos con el sistema tradicional.

En un estudio que está en dictaminación para publicarse, damos cuenta de la falta de preparación de los docentes en las tecnologías educativas en la carrera de abogado que ha sido una carrera histórica y tradicionalmente teórica y su enseñanza es en el modelo clásico, como lo señala Merlín: “La enseñanza tradicional del Derecho tiene su origen en la influencia romana… dónde el eje de la clase magistral es el profesor” (Merlín Rodríguez, 2016, pág. 478). Con lo que la aparición de la pandemia vino a reforzar lo que ya sabíamos y a poner en perspectiva la falta de conocimiento y apropiación de los medios y herramientas tecnológicas educativos en la mayoría de los docentes de la carrera.

Lo que implicó un arduo trabajo de autocapacitación, de cualquier forma: tutoriales de Youtube, llamadas a colegas y soporte técnico y de capacitación de la propia institución, fueron los caminos de la prueba y error para desarrollar cursos express en línea, los que no fueron por supuesto exhaustivos y muchos de los profesores ante la situación que se tornó caótica, simplemente usaron sólo correo electrónico o whats app para comunicarse con los estudiantes y dejar tareas durante el resto del ciclo escolar sin complicarse más.

Falta de acceso a internet o a aparatos de conexión por parte de los alumnos

Iniciados la pandemia los docentes comenzamos a notar la ausencia de varios estudiantes, quienes abandonaron los cursos por la falta de conexión a internet o en su defecto no tenían un equipo con el cuál pudieran conectarse, ya sea una computadora, una tablet o un celular inteligente que pudieran dar seguimiento a sus tareas en línea y concluir satisfactoriamente sus cursos, lo que implicó un reto no sólo para el docente sino en general para el Centro Universitario de la Ciénega y en lo general para la Universidad de Guadalajara, éste prestando a alumnos lap tops o tablets para que continuaran con sus estudios.

El docente tuvo que ajustar el curso al nuevo número de estudiantes, pero al mismo tiempo el reto de evaluar a esos alumnos que no tuvieron conectividad o el equipo necesario para continuar sus estudios en el ciclo escolar, lo que se resolvió parcialmente con un período de recuperación posterior al periodo regular.

Privacidad en las sesiones virtuales

Otro reto al que nos enfrentamos los docentes fue la invasión a la privacidad de los los estudiantes que continuaron los estudios a distancia, si bien atendían las sesiones, se enfrentaron a la situación de mostrar la intimidad de sus hogares, ya fuera su cuarto o en algún lugar que debieron improvisar para poder atender las sesiones virtuales, mientras que para el docente implicó básicamente lo mismo.

El cambio propició que estudiantes relajaran la disciplina en la asistencia a clases, uno de ellos la puntualidad, otro de ellos la vestimenta y el espacio físico que debían mostrar tanto al profesor como a sus compañeros, por lo que con el transcurrir de las semanas, los estudiantes optaron por no mostrar sus cámaras, por lo cual nos enfrentamos a estudiantes “de voz”, ausentes en imagen; ante ello algunos profesores optaron por obligar a los estudiantes a encender

sus cámaras para verles, ya que de por sí era difícil cambiar la interacción presencial por la mediada a través de una pantalla, sin embargo otros decidimos respetar la privacidad de los estudiantes, lo que implicó un reto mayor de dar clase con sólo nombres y voces participantes, además de ignorar si realmente estaban presentes o sólo habían dejado abierta la sesión, por lo que nos obligaron a generar estrategias de seguimiento en la clase a cada alumno a través de su participación y el nombrar lista de asistencia en dos ocasiones.

El dilema era obligarlos a usar las cámaras o en su defecto buscar la forma de interacción para constatar que el estudiante estaba presente y atendiendo la clase vía remota.

Administración del tiempo y sobrecarga de trabajo

Un reto más de los docentes consistió en administrar el tiempo, ya que lo usual en las clases tradicionalmente presenciales era impartirla y ya en casa hacer revisión de tareas y exámenes, preparación de clases futuras y evaluaciones, lo que se compaginaba con el resto de las actividades presenciales como impartición de tutorías, gestión académica, etcétera.

Sin embargo las actividades nuevas con la aparición de la COVID-19 y las clases a distancia debían compaginarse con las tareas o quehaceres domésticos (al estar en casa), ante

una nueva realidad que era las sesiones virtuales y la revisión de tareas, (todas ellas digitales) y su retroalimentación particular en la plataforma demandaron mayor tiempo del docente, así como la reprogramación y tránsito de las actividades previstas para los estudiantes en el aula, a tareas que nos permitieran realizar las plataformas digitales disponibles, que éstas fueran innovadoras para captar la atención de los estudiantes y al mismo tiempo que se lograran los objetivos del programa del curso correspondiente.

Además se debía destinar tiempo de atención para los estudiantes y atenderles antes sus dudas, es decir debíamos permanecer disponibles en primer lugar para los concejales y en un segundo momento para cada uno de los estudiantes de cada curso.

Las tareas entregadas vía correo electrónico o comunicaciones ya fueran dudas o entregas de trabajo por parte de los alumnos con los docentes comenzaron a presentarse en horarios fuera de los establecidos en el contrato o en horas tradicionalmente hábiles, ya que se recibían inquietudes en los nuevos usos de tiempo y ritmos de cada alumno incluso vía whats app, en el horario nocturno o de madrugada, ya fuera a las 6 am o bien a las 11 pm o en algunos casos a la 1 a.m, con lo que algunos optamos por establecer horarios con los alumnos, sin embargo no todos atendieron el llamado a respetarlos, con lo que se demandó más tiempo de atención por parte del profesor.

El dilema era obligarlos a usar las cámaras o en su defecto buscar la forma de interacción para constatar que el estudiante estaba presente y atendiendo la clase vía remota.

Además las autoridades universitarias, también en su momento nos comunicaban decisiones fuera de los horarios y días hábiles de conformidad con el comportamiento del fenómeno de la pandemia y de la toma de decisiones de las autoridades universitarias, gubernamentales o ambas, por lo que había que estar más pendiente de los correos electrónicos y del whats app, lo que demandaba tiempo.

Otro rubro que demandó mayor carga de tiempo para el profesor fue dedicar tiempo a la innovación y diseño de actividades para que el alumno aprenda y de seguimiento a los contenidos, desarrollar estrategias de aprendizaje para el alumno y también para optimizar el uso de las herramientas tecnológicas.

Otra situación que demandó mayor carga de trabajo fue el hecho de que se determinó un período de recuperación para todos aquéllos alumnos que por alguna razón (principalmente falta de conectividad o de elementos tecnológicos), no acreditaron en el período regular, por lo que se amplió el ciclo escolar y se debió dar seguimiento a esos estudiantes que entraron en período de recuperación, ante lo que se incrementó el trabajo del ciclo escolar.

Planeación de actividades del programa de las asignaturas

Debimos enfrentar el reto de planear las actividades y tareas a desarrollar en cada uno de los cursos que debimos cumplimentar durante la pandemia en el ciclo escolar que se desarrollaba, con grupos de 30 alumnos promedio por curso, elegir actividades acorde a los contenidos de cada asignatura y del objetivo que debíamos lograr con ello.

Uno de los errores que cometimos los profesores fue que omitimos considerar las tareas de otras asignaturas del estudiantado, mismos que de un día para otro se vieron rebasados con el cúmulo de tareas que debían realizar con fechas de entrega perentorias, las cuáles aumentaron considerablemente ya que en la estrategia de los profesores se priorizó la realización de actividades por parte del estudiante para evidenciar los avances. Muchos de los

cursos no tuvieron sesiones o clases virtuales, por lo que el profesor trató de compensar con tareas y más tareas la falta de presencialidad, optando únicamente con dejar trabajos vía correo electrónico o whats app, los que saturaron de trabajos a sus estudiantes sin dar explicaciones de los contenidos y buscando en todo momento los profesores cumplir con el programa de sus materias.

Sumado a la incertidumbre del regreso a clases presenciales que cada quincena las autoridades gubernamentales y las universitarias, respectivamente, tomaban decisiones sobre la continuidad de los cursos de manera no presencial, con lo que las actividades se desarrollaban sin una planeación de lo que restaba del curso, impidiendo a los profesores hacer una real programación de actividades esenciales para el ciclo escolar durante la contingencia sanitaria y se improvisaba sobre la marcha lo que se realizaría en cada curso.

Informar de la actividad docente

Otro reto fue el de informar a las autoridades universitarias cada actividad desarrollada en los cursos que se impartían y dar muestra (evidencia) de lo que se afirmaba, todo ello a través del llenado de formularios electrónicos y adjuntar videos utilizados en la práctica docente semanal o en su caso realizar capturas de pantallas para evidenciar lo que se afirmaba se había realizado, con lo que tuvimos que desarrollar habilidades tecnológicas para comprobar las tareas hechas y dedicar tiempo a esta nueva actividad que no solíamos hacer de forma semanal, sino que se llevaba control a través de avance programáticos por ciclo escolar.

La evaluación

La pandemia puso otro reto que fue la evaluación de los estudiantes después de haber tenido dos meses y medio de clases presenciales y otro par de meses en modalidad a distancia, la evaluación planteada inicialmente cambió en la mayoría de los cursos, se debió flexibilizar los criterios de evaluación, misma que en la Universidad de Guadalajara es

LUIS BARRÓN

continua, sin embargo la continuidad fue justamente lo que se perdió en el curso por parte de algunos estudiantes, además como ya se dijo la planeación fue incierta y en algunos casos improvisada por lo que los criterios de evaluación cambiaron o se difuminaron, el reto fue justamente ser “flexible”, no estar acostumbrados a estos sistemas de educación a distancia generaron inquietudes de la forma de evaluación en el propio profesor, quien finalmente tuvo que atender el reto de evaluar de forma justa y flexible a los estudiantes, cuando la claridad y exigencia en la evaluación de los cursos, era algo que siempre se solicitaba de las y los profesores, la nueva forma de evaluar en un sistema mixto y disruptivo cambió los patrones de evaluación tradicionales, ya que en algunos casos los exámenes ni siquiera se realizaron por lo que las “nuevas” actividades eran las que debían evaluarse.

Además de los criterios que se establecieron para que los estudiantes aprobaran, en particular la disposición de un período de recuperación a la que ya me referí para que los alumnos pudieran acreditar sus cursos sin que resultaran perjudicados por la situación que acarreó la presencia de la COVID-19 , particularmente por la falta de conectividad o elementos tecnológicos para dar seguimiento a sus clases.

Conclusiones

La pandemia provocada por la presencia del SARS-CoV-2 conocido como COVID-19 evidenció la falta de alfabetización tecnológica de profesores y estudiantes, capacitación en el uso de herramientas tecnológicas, lo que propició una auto-capacitación del profesorado en tiempo récord y de la forma y medios tecnológicos en que cada uno consideró lo más oportuno en ese momento, de tal forma que ningún programa de capacitación en el uso de las tecnologías por más ambicioso que fuera, no hubiera logrado los resultados de capacitación en el uso de tecnologías para el aprendizaje o en recursos multimedia para la educación que sí presento la pandemia.

Evidenció también las carencias tecnológicas y de accesibilidad a internet en las regiones y para estudiantes de escasos recursos, por lo que quedaron retos para las autoridades que ahora deben solventar, como la accesibilidad a internet de forma gratuita para los ciudadanos, lo que se ve lejano aún en el nuevo ciclo que está por comenzar.

Propició que los docentes asumieran los costos de la educación con el uso de luz, internet y recursos tecnológicos propios para impartir las clases o sesiones presenciales.

La pandemia favoreció cambios de paradigmas de la educación y de ruptura entre la conceptualización de lo que “debe ser” la educación superior, máxime en una carrera como ya lo dije con educación clásica y/o tradicional que es la de abogado lo que abre nuevas oportunidades de conocimiento pedagógico y de las tecnologías aplicadas a la educación.

Propició que los docentes nos reinventaramos y ahora las prioridades de capacitación tecnológica y en desarrollo de objetos de aprendizaje sean número uno en nuestra vida laboral.

También nos permitió conocer más a los estudiantes y darnos cuenta de la realidad en las carencias económicas que imperan en las regiones de Jalisco y de México y que la educación superior pública juega un papel relevante en el desarrollo social de las mismas y en el cumplimiento del derecho humano al acceso a la educación.

Fuentes de consulta
  1. Coordinación de Tecnologías para el Aprendizaje. (2019). Información sobre cursos Moodle de la Coordinación de Tecnologías para el Aprendizaje del Centro Universitario de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara. Ocotlán, Jalisco. Recuperado el 15 de Febrero de 2019
  2. Merlín Rodríguez, R. (2016). De la enseñanza tradicional del derecho a la enseñanza creativa y constructiva del Derecho. México, México: UNAM. Recuperado el 25 de Julio de 2020, de https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4295/29.pdf
  3. Sistema de Universidad Virtual. (3 de Septiembre de 2019). Video Institucional del Sistema de Universidad Virtual. (U. d. Guadalajara, Ed.) Guadalajara, Jalisco, México. Recuperado el 27 de Julio de 2020, de https://www.Youtube.com/watch?v=U_IbrqTKvbk&feature=youtu.be